Reflections on light – Inma Bermúdez – primera parte

La luz es todo. Al final si no hay luz, no hay nada.

Nació en Murcia en el año 1977. Aunque con una semana de vida a Inma Bermúdez ya la afincaron en Valencia, ciudad donde estudió diseño y que se está revelando como cantera de nuevos creadores en España. Actualmente trabaja para empresas de signo muy diverso en países distintos. Con FollowMe cree que introduce un toque femenino en el catálogo de Marset, donde hasta la pasada temporada todas las lámparas iban firmadas por diseñadores varones. Desde su casa en el campo a 20 km. de Valencia — donde vive rodeada de perros, gallinas, huerto y familia cerca para no perder la tradición de la paella dominical, hoy viaja a cualquier lugar del mundo cuando se trata de tirar adelante un nuevo proyecto.

Qué día te conviertes en diseñadora?
Toda la vida me ha gustado crear cosas, he sido creativa y curiosa desde pequeña. Creo que el día que empecé a ser diseñadora fue justamente cuando empecé a trabajar. Siempre he sido insegura y hasta que no he visto que he sido capaz de diseñar cosas que se han producido y que han llegado al mercado, no he tenido la sensación de ser capaz de crear algo.

Es muy potente la idea de tener la capacidad de crear cosas?
Creo que esa perspectiva viene de una persona que no está en la piel del diseñador, porque para mi es algo muy natural. En cambio, la labor de un cirujano me resulta increíble porque es un campo que desconozco. Para mi crear es algo natural, y me encanta, surge de manera fluida, no tengo que pensar mucho en lo que estoy haciendo, simplemente lo hago.

Donde estudiaste?
Estudié en Valencia, y el último año de universidad me fui de Erasmus a Alemania. Fue duro pero no demasiado, porque mi primera norma desde que llegué  fue no comparar, porque si comparo con lo que he vivido en casa, lo que conozco siempre me va a gustar más. Mi filosofía cuando vivo en otro lugar siempre ha sido sacar lo mejor de mi entorno. Eso te ayuda mucho, te hace conocer a la gente desde otra perspectiva y estar más relajada. En Alemania aprendí la cultura del reciclaje, empecé a tener mucha relación con la naturaleza, con los animales, tenía personas cercanas con gallinas, cabras, con huerto propio, y empecé a sentir curiosidad. Y es uno de los factores por los que ahora vivo como vivo: en una casa construida de manera sostenible, con animales, huerto, gallinas, gallos, de una manera muy relajada. Un ambiente así me ayuda a estar más calmada para crear.
Luego, durante los veranos trabajé en Francia en unos talleres sobre diseño organizados por el Vitra Design Museum. Más tarde, conseguí unes prácticas  en Ikea y me fui Suecia. Pasé el invierno allí, fue un poco duro porque no había luz, comí mucho chocolate, antidepresivo total, pero aprendí mucho, saqué lo mejor de mí.
Después de seis años en el extranjero, ya de vuelta en Valencia trabajé en Lladró y me introduje en el mundo de la porcelana.

Qué es la luz?
Pregunta difícil…La luz es todo, si no tuviéramos la luz no podríamos comer, no podríamos vivir. En este sentido, la luz nos da la vida, es necesaria para todo…
La luz es vida, felicidad, ilusión, calidez…amor, la luz es todo. Al final si no hay luz, no hay nada.

Qué te hace sentir una luz bonita?
Me hace sentir en paz, tranquilidad…Me molesta mucho cuando una luz no es buena, afecta a mi estado emocional.

Cómo es una luz bonita?
Para mi es la luz de una vela, la luz del fuego, de la llama. Quizás tiene un punto antropológico, cuando vivíamos en cuevas y nos iluminábamos con el fuego. En mi casa al poner la chimenea, te puedes quedar horas mirando la llama. Es muy fuerte la sensación, te atrapa es hipnotizador.

En cambio tú haces luz artificial…
Sí, hago luz artificial, pero cuido mucho el tipo de luz: es muy importante el tono de la luz, la intensidad, la calidez…Son factores fundamentales a la hora de diseñar una luminaria